domingo, 26 de enero de 2014

La decepción

Dicen que no habría decepción si no espérasemos nada de otra persona o de algo. Al poner nuestras expectativas en alguien o algo, si no resulta ser lo que esperábamos o creiamos, nace la decepción.
Y la decepción es como abrir los ojos en una habitación oscura. Ya que aunque estén abiertos de par en par, todo sigue negro.
El desengaño duele y es que a veces preferimos vivir en una dulce mentira que chocar de bruces contra la abrupta realidad.

Cuando depositamos nuestro cariño en alguien, toda nuestra confianza y creemos en su palabra, en su tierna sonrisa y abrazos para después quedar quebrados por su daga, es de lo más doloroso que alguien puede sufrir. 
Tras la decepción llega la irremediable renuncia a una amistad, una pareja o una flor. Tras la decepción los lazos se rompen y tras la renuncia se pone fin a todo.
Si, así de radical. Porque decepción va de la mano con la desconfianza que ya te genera el otro. Todo acaba de la peor manera.


Además del duelo que sufres al cortar ese lazo tóxico. Porque si estás decepcionada y ves que la relación es tóxica, definitivamente hay que cerrar el capítulo, por mucho que nos cueste. 
Decía que además del duelo que sufres al dar carpetazo a una relación comienza la paranoia, sobretodo si confiabas en pocas personas y una de las que te decepcionó estaba en el pequeño grupo.
Ya no sabes quien es nadie, si puedes confiar en alguien, si puedes entregar lo mejor de ti como siempre habías hecho alegremente...¿Esto me sucede para madurar o para volverme loca y una desconfiada y fría persona? ¿Podré disfrutar siendo alguien que no confía en nada ni nadie?


Lo mejor es no esperar nada de nadie. Ser tu mismo sin comerte más la cabeza y pensar que hay seres humanos que valen la pena y sino recuerda cuando alguien con un gesto desinteresado te ofreció algo que te hizo tanta ilusión.
Hay seres humanos cuidándose y amándose. Intentando crear un mundo mejor.
No somos perfectos y hay que aprender a no esperar nada de nadie. Pero si una relación no te conviene y te daña, también tienes que aprender a decir NO.
Hay que amarse para amar y que te amen. La decepción solo te enseña lo humanos que somos, los errores que cometemos y los traspiés que muchas veces tenemos que dar hasta caer entre unos brazos adecuados que nos refugien del dolor, parando en seco otro golpe más.
No hay que esperar nada de nadie, pero nunca hay que perder la esperanza en la HUMANIDAD.
Porque hay de todo.
Nada te garantiza que no te vayan a traicionar o estafar. Nada te garantiza que un amor sea eterno.
Pero si puedo garantizar algo; el que no arriesga, se queda con una espina que acaba convirtiéndose en arrepentimiento, por no haber arriesgado un poco el corazón.
Señoras y señores: ¡Con el corazón roto, pero valientes! ¡Apostemos por el amor!
Y tras la decepción, ponerse la tirita, sufrir el escozor y esperar...si, esperar otra vez...Esperar que pase el tiempo y nos haga abrir los ojos, en un campo lleno de luz.

2 comentarios:

  1. ¡Cuánta razón tienes! La humanidad es lo que nos hace ser lo que somos y eso no hay que perderlo nunca, porque es el germen de nuestras emociones. Y la vida tiene que ser pura emoción.

    ¡Un beso!

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  2. ¡Cuánta razón tienes! La humanidad es la capacidad que tenemos para emocionarnos, y eso no lo podemos perder, ¡la vida debe ser pura emoción!

    ¡Un besote!

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